miércoles, 29 de junio de 2011

Zapatero descarta más recortes y promete ayudas para hipotecas pero no habla de anticipo electoral

[ad#adse_post]EL PRESIDENTE DEFIENDE SUS REFORMAS CONTRA LA CRISIS Y PLANTEA UN TECHO DE GASTO A LAS AUTONOMÍAS
ADMITE QUE LA RECUPERACIÓN ES LENTA Y EL PARO "INASUMIBLE", AUNQUE CONFÍA EN CRECER ESTE AÑO

Evita mencionar a Bildu pero promete hacer cumplir la ley en los ayuntamientos y pide consenso para renovar el TC.

En un discurso con tintes de despedida y dedicado casi en exclusiva a la crisis económica, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró ayer que comprende la impaciencia ciudadana por ver "el final del túnel", pero reclamó confianza en las reformas y colaboración a la oposición para desmentir el augurio de que en España habrá una generación perdida.

En su última intervención como jefe del Ejecutivo en un debate sobre el Estado de la Nación, Zapatero repasó las iniciativas adoptadas contra la crisis y anunció pero sin concretarlas otras nuevas para proteger a quienes no pueden pagar sus hipotecas, apoyar a las pymes y los autónomos ante la morosidad de los ayuntamientos y proponer una regla de techo de gasto para las comunidades autónomas. "Tarea suficiente para los meses que quedan por delante", subrayó Zapatero en alusión a su deseo de agotar la legislatura.

En una hora larga de intervención, cuajada de datos y con pocos anuncios, la mayoría referidos a medidas de austeridad y protección social, demandó diálogo social y lealtad a las autonomías al margen de las "urgencias políticas", ya que, en su opinión, esa cooperación será necesaria también tras las elecciones, "gobierne quien gobierne". "Todos deberemos rendir cuentas de nuestra actitud", avisó al líder del PP, Mariano Rajoy, a quien exigió concretar sus propuestas para tener un diálogo "verosímil".

Tras agradecer a los nacionalistas su responsabilidad al apoyar el Gobierno pese a sus discrepancias, abogó por un "esfuerzo colectivo" para rebatir que España vaya a tener una "generación perdida", como augura el FMI. "Mi opinión es que no vamos a perder una generación, la generación de los jóvenes que tienen una alta formación", subrayó.

Zapatero trató de hacer un diagnóstico realista de la situación económica en un momento en el que, a su juicio, el Estado de la Nación debería llamarse estado de la lucha contra la crisis. El presidente admitió que la tasa de paro es "inasumible", que el ritmo de la recuperación es "demasiado lento" y que la crisis no será superada hasta que no haya creación neta de empleo, pero entre los motivos para el optimismo, destacó que la economía crece gracias al empujón del sector exterior, las exportaciones y el turismo y confió en que la recuperación se acelere en la segunda mitad de 2011, hasta situar el crecimiento interanual del cuarto trimestre por encima del 1,5%.

En el lado negativo, subrayó la debilidad de la demanda interna, la incertidumbre de los mercados de la deuda soberana por la crisis griega y las consecuencias del estallido de la burbuja inmobiliaria y excesivo endeudamiento de empresas y familias.

Frente a otros países con problemas en su deuda soberana, Zapatero recalcó que España lleva cinco trimestres creciendo, aunque lo haga a menor ritmo que las grandes economías europeas. En este contexto, defendió los cambios en el sistema financiero, la reforma laboral y las medidas de consolidación fiscal y ratificó su promesa de mantener la máxima cohesión social, momento en el que despertó los primeros aplausos de la fría bancada socialista, cuando Zapatero ya había avanzado por las primeras 16 páginas de su discurso. "Todas las reformas necesarias, sí, pero no a costa de romper los equilibrios sociales básicos de nuestro mercado de trabajo o de quebrar nuestro modelo social y constitucional", proclamó.

Entre los proyectos de futuro, anunció que en el Consejo de política fiscal y financiera de julio propondrá a las comunidades una regla de techo de gasto similar a la del Estado y los ayuntamientos. Sus compañeros volvieron a aplaudirle cuando anunció que se protegerá a los hipotecados con problemas, sin perjudicar la solvencia de los bancos.

No mencionó el terrorismo ni a Bildu pero se comprometió a velar "por el cumplimiento estricto de la ley en todos los ayuntamientos", por el respeto a todos los derechos fundamentales de los ciudadanos y sus representantes en las instituciones.

También hizo referencia al retraso en la renovación del Tribunal Constitucional, confiando en cerrar un acuerdo con el PP en los próximos días o semanas.

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